Prudentemente, debemos alejarnos, física y/o psicológicamente de todo aquello que interfiera con nuestro desenvolvimiento personal (Individuación).
· Nuestra primera prioridad es el compromiso con el ser superior.
· Aceptar la incertidumbre no como problema sino como esencia de la realidad.
Cuando la consciencia humana adelanta en su lento camino hacia su individuación, va logrando el desapego responsable de los atributos superficiales, peyorativos, machistas y explotativos de lo femenino, encuentra detrás el misterio del arquetipo femenino, la fuente de la creación (“en el principio”), la matriz del universo, el campo virtual de potencialidad infinita, que los Dioses tribales y las culturas machistas que lo respaldan han tratado de eclipsar desde el diluvio para acá (12,000 años).
El eclipse no ha sido completo ¡Gracias a la Gran Madre! En todas las culturas, aún las más paternalistas, se separan espacios/tiempos para rendir tributo a lo femenino. El ritual comercializado del “Día de las Madres” es un pálido reflejo de la tradición femenina de venerar a la Gran Madre, no a las madres.
La codependencia materno-filial pandémica en nuestra sociedad es un factor crucial, apenas reconocido, causante de la maduración retardada de nuestros varones y la perpetuación del machismo rampante y sus consecuencias de disfunción psicosocial como la violencia doméstica, la infidelidad, el discrimen laboral y el negocio de vender lo femenino como objeto sexual.
¡Desapego Responsable!
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